Menú

09 noviembre 2020

La Santa Granada

Safe Creative #2205151143950

Que Granada es una ciudad con embrujo y misterio no es ningún secreto. A día de hoy, su tradición oriental todavía persiste, a pesar de los quinientos años de aniquilación que dicha cultura sufrió. Caminar por sus angostas calles, flanqueadas de bazares y salones de té, nos trasladan a aquellos lejanos tiempos en que las leyendas nos hablaban de tesoros escondidos, ensalmos y hechizos.

Cuando, en 1492, los Reyes Católicos finalizaron la conquista cristiana de la península, la ciudad de Granada se convirtió en el símbolo de la Jerusalén Celestial que se canta  en el libro del Apocalipsis, y, como tal, su urbanismo fue diseñado para plasmar en la Tierra una imagen del Cielo.

 

En 2006, la catedrática de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna, María Isabel Navarro Segura, publicó en Scripta Nova  Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, de la Universidad de Barcelona, un artículo titulado: Las fundaciones de ciudades y el pensamiento urbanístico hispano en la era del descubrimiento. En él, afirma:

 

“La historia urbana referida al periodo histórico en torno a la fecha de 1492,… es un periodo excepcional… definido por varios fenómenos, algunos plenamente renacentistas: 1. el espíritu del relato del Apocalipsis y sus descripciones de la Jerusalén Celestial;…

… La experiencia desarrollada en la Península Ibérica cobra un nuevo significado en un periodo breve, marcado por una sucesión de acontecimientos de gran trascendencia: … la consolidación de un proyecto de ciudad conforme a la utopía cristiana (1499/1504), de la que sería emblema principal la ciudad de Granada transformada por la cristiandad a semejanza de la Valencia de Eiximenis;…”[1]

Sin embargo, los orígenes del diseño urbanístico de la Santa Granada no arrancan en la época cristiana.

En la excelente novela del malogrado escritor granadino José Luís Serrano, La Alhambra de Salomón (Roca editorial, 2013. ISBN: 9788499186504), se hace una curiosa observación. Se trata de un párrafo que pasa casi desapercibido en medio de la impresionante aportación de datos simbólicos sobre la construcción del palacio-fortaleza más famoso del mundo, la Alhambra de Granada. 

El fragmento en cuestión dice así:

 

 "Si la torre principal de este alcázar se superpusiera a alfa-Ofiuco, por su tamaño y localización, a la torre de Comares correspondería gamma-Ofiuco, mucho mayor que sus vecinas. Así el contorno entero de la Alhambra coincidiría con el de la galaxia Ofiuco,..."

 


Según este autor, la Torre de la Vela sería la principal estrella de la constelación, α-Ofiuco o Ras Alhague; κ-Ofiuco se correspondería con la Torre del Cubo; la estrella Marfik -codo en árabe- es λ-Ofiuco, y se correspondería con la Torre de Comares; las estrellas δ y ε, -Yed Prior y Yed Posterior, respectivamente-, las que forman la mano del Serpentario, coinciden con la Puerta del Arrabal y la Torre de los Picos, que, curiosamente, tiene forma de "V" invertida. De hecho, el número cinco en notación romana es, precisamente una V, y representa una mano con cinco dedos.

 


Llama la atención que ζ-Ofiuco, la única estrella que no formaría parte de la muralla, coincida con la qubba del palacio nazarí que fue convertido en el primer convento de la Granada reconquistada, y donde estuvo enterrada la reina Isabel la Católica por deseo expreso.

Una última curiosidad. La estrella η-Ofiuco tiene como nombre Sabik; la colina sobre la que está asentada la Alhambra es la Sabika.

Se desconoce la razón por la que los musulmanes de Granada crearon su principal joya arquitectónica inspirándose en un personaje de la mitología griega; sin embargo, las evidencias no nos dejan lugar a las dudas.

Y, si dicho diseño no fuera argumento suficiente, nos iremos a un documento absolutamente misterioso, el Atlas Catalán, un extenso mapamundi creado sobre el 1375 por el judío mallorquín Abraham Cresques, en el que se representa todo el mundo conocido en la época.

Cuando decimos misterioso no es por su diseño, ni por su contenido. Es misterioso por un pequeño detalle que pasa completamente inadvertido a casi todo el mundo. En dicho atlas, las distintas naciones aparecen identificadas por la bandera que las representa. Si nos centramos en la Península Ibérica, podemos reconocer la enseña de Portugal, formada por un taqueado con escaques blancos y negros. También aparece la de Castilla, con los conocidos castillos y leones rampantes.

 

Atlas Catalán de Cresques

Sin embargo, cuando nos fijamos en el distintivo del reino de Granada, no aparece el lema de la dinastía nazarí: Sólo Alá es vencedor, o, en árabe, wa lā gāliba illā-llāh, y que inunda toda la Alhambra. 

Lema nazarí: Sólo Alá es vencedor

Curiosamente, este reino es identificado con una bandera en la que se puede leer: Al Afiya, (العافية), una palabra que significa SALUD, pero no una salud meramente corporal, sino que comprende todo lo que puede proporcionar un bienestar integral. En árabe, existe la oración llamada Al Afiya, que resume a la perfección tal estado de bienestar completo:

 

اللهم إني أسألك العافية في الدنيا والآخرة اللهم إني أسألك العفو والعافية في ديني ودنياى وأهلي ومالي اللهم استر عورتي وآمن روعاتي اللهم احفظني من بين يدى ومن خلفي وعن يميني وعن

شمالي ومن فوقي وأعوذ بعظمتك أن أغتال من تحتي

 

¡Oh Allah! Te pido bienestar en este mundo y en el Más Allá. ¡Oh Allah! Te pido perdón y seguridad en mi religión y mis asuntos mundanos, en mi familia y en mi propiedad. ¡Oh Allah! Oculta mi culpa y mantenme a salvo de las cosas que temo. ¡Oh Allah! Guárdame desde el frente y desde detrás de mí, en mi derecha y en mi izquierda, y por encima de mí, y busco refugio en Tu grandeza porque he de recibir un daño inesperado desde debajo de mí.

 


Resulta que el reino que creó su obra más significativa siguiendo las estrellas de la constelación de Asclepio, el dios de la salud y la resurrección, aparece en un atlas con un lema que significa, precisamente, SALUD, BIENESTAR. ¿A qué puede deberse este hecho? Algo debería de ocurrir para que se realizara semejante identificación.

Pero, como decíamos, es en época cristiana cuando, ya sin tapujos, se reconoce que Granada es la verdadera Jerusalén Celestial; un reflejo del Cielo en la Tierra. Si bajamos de la Alhambra y nos adentramos en la ciudad, nos encontramos con otra constelación, una que está justamente al lado de Ofiuco: Sagitario.

 

Granada. Imagen Google Maps

 


Cuando se mira desde el aire, se puede diferenciar perfectamente la silueta de la constelación, concretamente, el triángulo que conforma el arco y la flecha del centauro arquero. Así, λ-Sgr sería la gran rotonda de la Puerta Real, de la que parten dos grandes avenidas: la calle Recogidas, que en el siglo XVII -y hasta el año 1960- se denominaba calle Verónica y finalizaba en el actual Palacio de los Patos, punto que se correspondería con ϕ-Sgr; y la Acera del Darro, hasta la confluencia con la calle Verónica de la Virgen –qué casualidad–, en donde estaría δ-Sgr. La punta de la flecha, la estrella γ2-Sgr, o Nash, estaría en la calle Carrera de la Virgen, justo a las puertas de la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias, patrona de Granada.

De la Puerta Real parte otra vía, Calle Reyes Católicos, que tiene la misma inclinación que la que une λ-Sgr y μ-Sgr, que se correspondería con la Plaza de Isabel la Católica. Y, finalmente, 3-Sgr coincidiría con el Convento de las Comendadoras de Santiago, en la calle Santiago.

Así, a simple vista, podemos ver que el trazado urbanístico de Granada se corresponde con esta constelación. Pero hay un detalle escondido que nos saca definitivamente de dudas. Hemos dicho que la estrella de la punta de la flecha, Nash, estaría en la Basílica de la Virgen de las Angustias. En el interior de dicho recinto sagrado podemos encontrar un par de detalles que nos dicen que, en efecto, ese lugar tiene mucho que ver con las flechas.

La historiadora del Arte, Nuria Martínez Jiménez, en su artículo EL PROGRAMA ICONOGRÁFICO LA BASÍLICA DE NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS DE GRANADA: LOS CICLOS PICTÓRICOS DE LOS ANTECAMARINES (1739-1742), publicado en Ucoarte. Revista de Teoría e Historia del Arte, 4, 2015, pp. 45-57 ISSN: 2255-1905, nos describe la decoración pictórica de los dos antecamarines que llevan hasta el Camarín de Nuestra Señora de las Angustias. Este artículo se abre con el texto contenido en una cartela que aparece en la entrada de dichos antecamarines, y que define el espíritu de todo el programa iconográfico. En él se nos advierte de que hay que prestar atención, tanto a las imágenes, como a las palabras allí escritas, y que un antecamarín esconde Misterios proféticos que el otro ha demostrado: «Noble marmóreo culto, aquí erijido./ Con la pluma y pincel se ve animado».

Teniendo en cuenta esta advertencia, nos acercamos hasta una representación de la escena del sueño de San José, en el que un ángel le advierte de la amenaza de Herodes, y le recomienda que huya a Egipto. En el texto que acompaña a dicha imagen, se puede leer:

 

 Con las alas por Remos surca el viento

El ave cauta, temiendo la Saeta,

Y Joseph del temor sacando aliento,

A Egipto pone su afan por meta;

Mal Herodes te sale el vano intento,

Un Angel esta fuga la decreta;

Mas si tu flecha al Niño no le hiere

A su Madre lastima, por que quiere.

Es decir, que el lugar que se corresponde con la punta de la flecha de Sagitario alberga la imagen de una Virgen que ha sido herida por la punta de una flecha.

Pero esto no es todo. También en la entrada a los antecamarines hay una imagen del mecenas que financió tal decoración, don Juan de Linaza.

 

Don Juan de Linaza. Foto de Nuria Martínez Jiménez

Debajo, también hay un texto, concretamente, un soneto cuyos versos forman un acróstico que homenajea al promotor:

 

"AL orbe cante con metal sonoro

DE la fama la trompa pregonera,

JAmas visto el assombro, que venera

UNica la Iliberia en Margen de Oro.

ARtemissa le advierte tu desdoro;

NIegale a Efeso dominar la esfera;

DE Salomón la Fabrica Altanera

ENmudece, admirando su decoro:

LUzca solo terrestre marabilla

INmortal de Tal Rey, de tal Diana

ZAfir, Trono, Sepulchro, Solio y Silla

A María de Angustias de que sana;

NAtivo Aminadab, con fe sencilla

AMoroso este feudo dio Lizana. Ano de 1742”

En este soneto, el autor compara a la Virgen de las Angustias con Artemisa, la diosa griega de la caza, que se representa con un carcaj lleno de flechas; y a su templo, con el que la diosa tenía en Efeso, que fue una de las Siete Maravillas del Mundo. Esta equiparación se produce, además, en las dos tradiciones occidentales, la Artemisa griega y la Diana romana. Dicha asimilación ha llegado hasta nuestros días, y, así, podemos ver la actual imagen de Nuestra Señora luciendo un manto decorado con cuatro inequívocos haces de flechas en forma de círculos.

 

Nuestra Señora de las Angustias. Foto de José Manuel Ferro Ríos

En nuestro libro El verdadero rostro de Dios. Las nuevas claves del Santo Grial, comparamos al héroe del Grial, el caballero Perceval, con la constelación de Sagitario, y llegamos a la conclusión de que dicho héroe, en realidad, hacía referencia a Hipólito, el personaje mítico griego, que tenía como madre celestial, precisamente, a Artemisa. Y, al igual que Nuestra Señora de las Angustias, la madre biológica de Perceval quedó traspasada por el dolor al ver a su hijo marcharse para ser caballero, lo que podía acarrearle la muerte.

También en nuestro libro establecimos la hipótesis de que la estrella Nash, la punta de la flecha, era la puerta de entrada al Castillo del Rey Pescador, que se encontraba situado en la orilla de un río.

No se privó el autor del soneto de recordarnos que la Basílica de las Angustias se encuentra en la orilla del río Darro: Unica la Iliberia en Margen de Oro. El Margen de Oro citado se refiere a dicha orilla, ya que el nombre del río proviene del latín Dauro, de oro.

Sería excesivamente presuntuoso pensar que dicho templo, o su Sagrada Titular, tengan algo que ver con el tema del Grial. Sin embargo, fijémonos en los dos últimos versos del soneto.

El patrocinador, Juan de Linaza, es comparado con un tal Nativo Aminadab, un personaje bíblico que aparece en la lista de la genealogía de Jesús de Nazaret. Pero este Aminadab no parece ser un personaje excesivamente relevante, como sus antepasados Abraham, Isaac o Jacob. ¿Cuál podría ser el motivo para escoger dicho nombre como apelativo del mecenas? La respuesta está en el calificativo que lo acompaña, nativo.

Resulta que, según la Estoire del Saint Graal, de Robert de Boron, cuando Josephe, el hijo de José de Arimatea -que recogió la sangre de Cristo en el Santo Grial-, estaba a punto de morir, le encomendó a su hermano menor, Alain, que se hiciera cargo de la custodia del Santo Grial; aunque, para ello, debía mantener la castidad. Así lo hizo Alain, pero se dio cuenta de que debía crear una dinastía de guardianes de la Sagrada Reliquia; así que se marchó a un país sarraceno, cuyo rey se llamaba Kalafe -¿califa?-, nombre que, tras ser bautizado, se cambió por Alphasem –¿Muley Alhazen? ¿Mulhacén?-. Este rey, en agradecimiento por haber sido curado de lepra, le entregó a Alain  a su hija como esposa. De esta unión nació Aminadap, el primer rey del Grial nativo, es decir, nacido en el seno de una estirpe real, y no como sucesor de un anterior casto custodio. Todos los reyes de esta dinastía iniciada por Alain, y de la que  Aminadab fue el primer nativo, son conocidos como los Reyes Pescadores. En consecuencia, don Juan de Linaza, el Nativo Aminadab, el que dio amoroso feudo a orillas del río Dauro a la Artemisa de Occidente, es el Rey Pescador del Santo Grial.



[1] Navarro Segura, María Isabel. Las fundaciones de ciudades y el pensamiento urbanístico hispano en la era del descubrimiento. Scripta Nova . REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES. Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98. Vol. X, núm. 218 (43), 1 de agosto de 2006. 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario