En el término municipal de Jerez de la Frontera, justo en el límite con el de El Puerto de Santa María, en la provincia de Cádiz, justo al lado de la barriada jerezana de El Portal, nos encontramos con una colina que tiene la singular peculiaridad de poseer dos nombres diferentes que se usan indistintamente. Estos son Cerro de la Bola y Cerro de la Cebolla.
Tan atípica toponimia se recoge, incluso, en la denominación oficial. Por ejemplo, en la siguiente imagen, podemos observar que la Dirección General de Aviación Civil, en el documento RD 762 /2017, de modificación de servidumbres aeronáuticas, en el apartado dedicado al Aeropuerto de Jerez, en el plano número 3 titulado Servidumbres de la operación de Aeronaves, utiliza un mapa con curvas de nivel en el que aparece indicado Cerro de la Bola.
Por otro lado, en la Carta Arqueológica Municipal de Jerez de la Frontera, Volumen 1: El núcleo urbano, página 151, podemos leer:
Parque Periurbano del Rancho de La Bola. Se trata de una finca de 595.000 m2 con antiguo uso militar hoy desafectada del mismo. Ocupa una posición topográfica privilegiada en el denominado Cerro de la Cebolla, posición que se ve reforzada por su buena accesibilidad desde la Carretera de El Portal y la Cañada del Carrillo con los que limita, pudiéndose proponer la ubicación en ella de equipamientos metropolitanos ligados al uso de espacio libre. En esta localización se tiene constancia del hallazgo de materiales de época prerromana y romana aunque, precisamente por su afección militar, no ha sido prospectado por lo que habría que incluir todo este espacio entre los Elementos de Riesgo.
Pero donde más se evidencia dicha doble toponimia es en el Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad de Jerez de la Frontera.
En la página 18 del documento titulado Anexo vías pecuarias nos encontramos con esto:
Es de destacar en la Cañada del Carrillo su acceso desde la Carretera del Portal donde la arboleda existente en las dos vertientes y la topografía mas acuciada de San Cristóbal y del Cerro de la Bola suponen un valor a considerar.
Sin embargo, cuando nos adentramos en otro volumen diferente del mismo PGOU, concretamente, la página 135 del Capítulo 2, titulado Información y análisis, se detalla:
Paisaje forestal de interés en torno al cerro de la Cebolla y sus instalaciones militares.
Protección forestal de los terrenos militares del entorno del cerro de la Cebolla.
¿Qué sentido podría tener nombrar con dos nombres tan distintos al mismo cerro? Ciertamente, ninguno. Salvo que formen parte de una misma denominación, algo así como el cerro de Bola-Cebolla, y que ambos componentes se usen por separado. Tal nombre sería un tanto extraño, sin duda; pero, de ser así, se abriría una nueva línea de investigación en la Historia de nuestra tierra.
En efecto, si llevamos la segunda parte de dicho topónimo hasta su origen latino, tenemos que cebolla proviene de cepulla, que se pronunciaba cepul.la. Posteriormente, el fonema bilabial /p/ se convirtió en /b/, y se pasó a pronunciar cebul.la, hasta llegar al actual cebolla. De este modo, obtendríamos cerro de Bola-Cebul.la. ¿No suena excesivamente parecido a Bol Cebul? Ciertamente. Pero, ¿qué o quién es Bol Cebul, y por qué iba a darle nombre a un cerro?
Con fecha 29 de octubre de 2015, el catedrático de Prehistoria D. Diego Ruiz Mata publica en la web de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, de El Puerto de Santa María (http://bellasartessantacecilia.blogspot.com.es/2015/10/06fenicios-tartesios-y-griegos-en.html), un artículo titulado “La más antigua bodega gaditana, en la Sierra de S. Cristóbal”. En una foto de este artículo, correspondiente al yacimiento turdetano de Las Cumbres, ubicado en esta misma sierra, aparece un breve cartel, casi imperceptible, que reza lo siguiente:
RANCHO DE LA BOLA
¿SANTUARIO DE TANIT?
Al parecer, en ese cerro de la Bola, o de la Cebolla, o de Bol Cebul, han aparecido restos que se pueden relacionar con la diosa púnica Tanit. Y llama la atención que los dos nombres del cerro donde podría encontrarse dicho templo, son idénticos a una advocación del dios Baal, el consorte de Tanit, concretamente, Baal-Zebul, nombre que los orientales pronunciaban como Bol-Zebul, o Bel-Zebul, pronunciación esta última que nos ha dado la palabra Belcebú, uno de los epítetos de Satanás.
Y es que el nombre del dios fenicio Baal se podía pronunciar como Bel y como Bol. En el libro Moon-o-theism, Religion of a War and Moon God Prophet, Volumen II, de Yoel Natan, podemos leer lo siguiente:
“… Bel-Marduk, the chief god of Babylon, was also the chief god of Palmyra. In Greek inscriptions he was called Zeus. Probably he was originally Bol, the local pronunciation of Baal. Bol and Bel were used interchangeably in theophoric names…”[1]
Bol-Zebul era el dios de una de las cinco ciudades que componían la pentápolis filistea, Ecrón, en donde tenía un santuario oracular vinculado con la salud. Los filisteos fueron un pueblo marinero a los que se relaciona con aquellos a los que los egipcios llamaron pueblos del mar.
Hasta ahora no se tenía constancia de que este pueblo tuviese una ruta comercial estable con el occidente mediterráneo, como ocurrió con los fenicios o griegos. Este hecho haría poco probable la presencia de un santuario filisteo en el entorno de la Bahía de Cádiz.
Al menos eso es lo que se pensaba hasta que, en 1986, el orientalista belga Edward Lipiński publicó un artículo en el número 4 de Aula Orientalis, Revista de Estudios del Próximo Oriente Antiguo, titulado Guadalhorce une inscription du roi d’Eqron? En él, analiza las palabras grabadas en un fragmento de cerámica encontrado en el yacimiento del Cerro del Villar, en la localidad malagueña de Cártama, en la desembocadura del río Guadalhorce.
Según Lipiński, el texto en cuestión haría referencia a un rey de Ecrón, Ikausu, que en ese texto aparecería con el apelativo de «servidor de S», donde dicha S sería la primera letra del nombre de un rey asirio, que puede ser Asarhaddon o Assurbanipal, pero, en todo caso, algún monarca del siglo VII a.C., fecha en la que se ha datado el fragmento cerámico.
En base a su interpretación del texto, el orientalista formuló la hipótesis de que, efectivamente, existió un comercio regular entre «les ports levantins soumis aux rois d’Assyrie et les comptoirs phéniciens d’Iberie», llegando a postular que fue dicha actividad comercial la que llevó a Asarhaddon a afirmar su poderío en el Mediterráneo, desde Chipre y Jonia hasta Tarshish.
De la misma opinión es la historiadora francesa Josette Elayi, que, en su libro Histoire de la Phénicie (Librairie Académique Perrin, 2013. ISBN-13: 978-2262036621), afirma:
Assadhaddon invocó al oráculo de Shamash para saber si debía concluir un acuerdo de comercio marítimo con dos fenicios de Chipre. Para subrayar la universalidad de su poder en el oeste, afirmó: «Todos los reyes de mitad del mar, desde Chipre y Jonia hasta Tarshish, están postrados a mis pies». Es, sin duda, a través de Tiro como obtuvo conocimiento de Tarshish, puerto del sur de España en contacto regular con la ciudad fenicia.
En caso de ser cierto el contacto comercial entre Asiria y Tartessos, y que este se verificaba a través del reino tributario de Ecrón, no sería descabellado pensar que los comerciantes filisteos quisiesen tener un templo dedicado a su dios Baal-Zebul, o Bol-Cebul, en sus destinos occidentales. Después de todo, los pueblos que se embarcaban en la aventura mediterránea necesitaban tener cerca a sus deidades para poder implorar seguridad en sus viajes de vuelta a casa con los productos adquiridos. Para tal fin, no se dudaba, incluso, en llegar a acuerdos con la población nativa para compartir sus templos. Un ejemplo lo tenemos en el puerto etrusco de Pirgi, en CaereVetus, donde se han hallado dos templos que compartían culto. Uno de ellos estaba dedicado a la diosa local Thesan y a la griega Leucótea; y el segundo, a la diosa etrusca Uni y a la fenicia Astarté. Con mayor razón, pues, podrían haber compartido recinto sagrado la púnica Tanit con su consorte Bol Cebul.
Si el dios local de Ecrón tenía carácter oracular, ¿sería posible que el famoso oráculo de Menesteo que citó Estrabón fuese el de Baal Zebul? No podemos olvidar que el oráculo de Melkart de Cádiz se erigió a semejanza del original tirio, el cual fue el que pronosticó el descubrimiento de aquella tierra en el lejano occidente.
¿Sería por eso que Alfonso X fundó a los pies del Cerro de Bol Cebul una villa denominada El Portal, a la que se retiraba en soledad para meditar y escribir? ¿Tal vez ese nombre haga referencia a algún portal que se abría en dicho cerro y que favorecía algún tipo de comunicación superior que guió al rey sabio?
Todas las respuestas están en el aire.
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